Les cuento que una de las cosas que me ha costado mas en la vida es a tener una actitud flexible ante la vida, y no imaginan cuanta carga me he quitado ahora que aprendí la lección!. La rigidez y puntos de vista muy cerrados, el extremo control, el ser incisivos y extremadamente perfeccionistas, solo hacen que nos desgastemos durante el camino que andamos. Pero !OJO! con esto no quiero decir que te dejes llevar con la corriente del río, o que no ejercerás acciones para lograr tus metas, sino que es muy saludable flexibilizarse con respecto a las formas de lograr eso que tanto quieres.
Siempre fui bastante controlador y me gustaba que todo se hiciera en el momento y de la forma que quería, me molestaba o estresaba mucho si había un cambio de planes, jamás pensaba que quizás hay un plan superior perfecto y mucho mejor al mío, que hay un tiempo adecuado para las cosas y que yo a veces lo quiero retrasar o adelantar, que las personas tienen sus opiniones diversas y sus propios ritmos para encarar la vida de una mejor manera.
Después de todo las personas que son mas flexibles siempre se sienten mas felices, son mas llevaderos y están preparados para los cambios, en comparación con aquellos con un punto de vista rígido y que se resisten a todo lo nuevo o no planificado.
Este tema hizo que naciera un pequeño cuento en mi mente, el cual comparto con Uds:
Cierto día en la playa, nació una pequeña palmera, una futura mata de coco, justo al lado de un gran árbol. Este ultimo árbol se sentía orgulloso pues era de tronco grueso y fuerte.
Unos meses más tarde el gran árbol noto que cuando había mucha brisa la palmera se movía de lado a lado, por lo tanto se burlaba diciendo:
- !Que plantita tan débil! tienes que hacer que tu tronco sea mas rígido y fuerte como el mío, para que el aire no te haga tambalear!
Sin embargo la palmera tenia otros planes, ella quería llegar muy alto, y si fortalecía su tronco no podría alcanzar la altura que quería. Asi que siguió alargando su tronco, y mientras mas alto crecía mas se balanceaba.
- !Un día de estos te doblaras tanto que llegaras al piso palmera! - gruñía el árbol.
- !Tranquilo árbol! tenemos modos distintos de crecer, y si para ello tengo que bailar con la brisa lo hare!
El árbol seguía burlándose de la debilidad de la palmera ante la brisa, mientras él permanecia rígido y fuerte ante ella, apenas se movían sus hojas.
Pues bien, durante una noche de invierno se desato una terrible tormenta tropical, arrasando con todo a su paso, los vientos huracanados venían como potentes ráfagas que tumbaban todo lo que se interpusiera en su camino. La palmera estaba asustada, era muy alta y su tronco se movía mucho. El árbol seguro de su fortaleza le gritaba:
- !Te lo dije palmera! debías desarrollar un tronco mas fuerte para soportar los fuertes golpes de la brisa!
Sin embargo, el tronco de la palmera se había flexibilizado tanto durante los últimos meses que parecía de goma, la brisa la movía de aqui para alla con su gran poder, y ella se mantenía aferrada a la vida.
Unas horas despus, al terminar la tormenta, la palmera voltió a su alrededor, todos los árboles, incluso aquel que tanto la criticaba estaban caídos sobre el piso, la tormenta los había arrancado de raíz, su inflexibilidad le hacia tanta resistencia a la brisa que esta los tumbaba completos.
Solo las palmeras, con sus flexibles troncos estaban aun de pie, y comprendieron que para seguir llegando alto debían continuar su baile con la brisa! Su flexibilidad no oponía resistencia a las condiciones que les acechaban, ellas solo bailaban!
Fin.
Cuando estemos inflexibles recordemos esta lección de las palmeras!
Que buen cuento! y cuanta verdad encierra :)
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